Desde niño estudié violonchelo y me encantó. En la pubertad me tocó vivir el divorcio de mis papás, lo cual me ha de haber afectado bastante porque recuerdo mi adolescencia como la época más difícil de mi vida. Desde entonces comencé a buscar herramientas de transformación personal. A los 18 viajé a cursar la licenciatura en el London College of Music, donde me gradué, pero el perfeccionismo de los maestros redujo mi placer por tocar. Lo bueno es que en esa escuela conocí la Técnica Alexander.

Después cursé, también en Londres, la formación de 3 años para certificarme como profesor de Técnica Alexander. Fue ahí donde sucedió mi gran transformación, tanto a nivel corporal como mental y emocional. Ahora soy miembro de la Asociación de Profesores de Técnica Alexander de México (APTAM) y llevo 23 años ayudándoles a otros a habitar su cuerpo.

Mi otra pasión es la Comunicación No Violenta (CNV), enfoque en el que estoy certificado por el Center for Nonviolent Communication, y que llevo 12 años compartiendo con otras personas. Se puede decir que Madeleine y yo le debemos nuestra relación de pareja a la CNV, lo cual es especialmente valioso ahora que somos papás. Estoy convencido de que si queremos mejorar el mundo en que vivimos es indispensable aprender a comunicarnos mejor.

He impartido talleres en instituciones como Abogacía General de la UNAM, El Colegio de la Frontera Sur, Meritor, Aprovett, CyC, CIATEJ, Sistema Nacional de Fomento Musical, Centro Nacional de las Artes, Grupos Artísticos del INBAL, Instituto Mexicano de la Radio, Asesores para la Inversión Social, Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, Orquesta Sinfónica de Michoacán, Escuela Superior de Música, Facultad de Música de la UNAM y Ceuvoz, entre otras. ¿Qué más te puedo contar de mí?... Ah sí, tengo letra de niño de segundo de primaria. ¡Qué vergüenza!